Dr. Rafael Casañas
@alexaseleno

Dr. Rafael Casañas Barrios

OtoRrinoLaringólogo (ORL)

Garganta / Nariz / Oídos

Doctor en Medicina y Cirugía

Colegiado número 35/35/04767

Información médica

Aquí encontrará información relativa a distintas enfermedades y operaciones.

IMPORTANTE: Esta información es de carácter informativo. Si bien la información aquí facilitada es correcta, hay mucha más información sobre el tema que no está aquí publicada pero que su especialista sí conoce y la utiliza para cada paciente en particular. Tome estos datos sólo como una información orientativa. Siga siempre las indicaciones de su médico. No se automedique nunca. En caso de duda sobre su enfermedad o su tratamiento, consulte a su médico.

Hipoacusia (sordera, pérdida de audición)

Entendemos SORDERA como pérdida de audición, pero esta pérdida no tiene que ser completa. Cuando hay pérdida de audición, de cualquier grado, por muy leve que sea, hablamos de HIPOACUSIA. Cuando la pérdida es completa, hablamos de COFOSIS. 

Ramón y Cajal decía: «con la pérdida de la audición se cierra una de las grandes ventanas abiertas al mundo, por donde penetran la cultura y la sociabilidad«. No se puede explicar mejor. La personas que no oyen, se aíslan del mundo que les rodea y dejan de contar en el ambiente familiar, por lo que es fundamental prevenir y tratar esta dolencia. 

Hipoacusia, o pérdida de audición, no siempre significa enfermedad. La pérdida de audición es normal con la edad y si bien hay casos para todos (niños que llevan audífonos y personas de 90 años que oyen perfectamente), se pierde audición desde que se nace. Normalmente, la pérdida es lenta y nos empezamos a dar cuenta de ello alrededor de los 50 años. 

Cuando hacemos valoración de la audición es importante saber 3 cosas: qué nivel de audición tiene el paciente, cuánto le está afectando a su calidad de vida y a qué velocidad está perdiendo audición.

Las causas son múltiples: desde la pérdida natural con la edad o unos tapones de cera, hasta casos que sí consideramos enfermedad como la otosclerosis o la hipoacusia súbita. Por ello, como siempre, cada caso debe ser valorado en particular por su especialista. 

Existen muchos casos en los que se produce una pérdida de audición que no es real. Son casos en los que el paciente tiene sensación de pérdida de audición pero las pruebas auditivas dan un resultado normal. Las situaciones más frecuentes en las que esto ocurre son los cuadros de catarro y cuando hay una patología masticatoria. 

Un dato importante es diferenciar entre OIR y ENTENDER. Lo explico con un ejemplo simple: si una persona me empieza a hablar en ruso, la oigo, pero no la entiendo, porque yo no hablo ruso. De forma muy simple, definiríamos OIR como la capacidad de detectar los sonidos, y ENTENDER como la capacidad de interpretarlos. A nivel práctico en la vida diaria, los 2 ejemplos más frecuentes para diferenciar esto son: 

  • «¿Qué me dijiste?». «¡Ay, abuelo, estás sordo!». «No, yo te oí, por eso te pregunto qué me dijiste, pero no te entendí porque estaba atento al telediario». En esta situación, el paciente oyó, pero no entendió.
  • «Abuelo, llevo 10 minutos llamándote». «¡Pues no te había oído!». En esta situación el paciente no llegó a oír. 

Normalmente, estas 2 cosas, oír y entender, van juntas, y con los años las 2 se van deteriorando, pero podemos encontrar muchos casos, en los que sólo una de las 2 está alterada. 

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